Presentación del Proyecto de I+D+i: MSC-HEALTH
/En julio de 2022, el Ministerio de Ciencia e Innovación, en el marco de los «Proyectos de I+D+i de Generación de Conocimiento», ha aprobado el proyecto de I+D+i: MSC-HEALTH que llevará a cabo el equipo del Dr. Yela en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) en colaboración con GlobalC.
Justificación y aportación de la propuesta MSC-HEALTH
En la última década, la evidencia científica ha avalado la relación entre la práctica de intervenciones basadas en mindfulness (MBIs), variables psicológicas y diferentes biomarcadores de estrés y envejecimiento celular (e.g., Blackburn & Epel, 2017). Estos hallazgos han promovido un aumento significativo de la investigación enfocada a la prevención e intervención en problemas de salud. Los MBI tienen como objetivo cultivar una disposición consciente en nuestra vida diaria. Mindfulness se define como un proceso y un estado de “conciencia que surge cuando intencionalmente prestamos atención al momento presente, sin juzgar ni evaluar esa experiencia momento a momento” (Kabat-Zinn, 1990). Existen varios programas de entrenamiento estandarizados, y uno de los más respaldados empíricamente es la Reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR) de Kabat-Zinn (2003). En el contexto de las MBI, también se han desarrollado programas enfocados en la autocompasión, que entrenan habilidades adicionales. Los entrenamientos de autocompasión tienen como objetivo desarrollar no solo una actitud de atención plena hacia nuestras propias experiencias emocionales (es decir, una actitud de aceptación abierta de ellas), sino también desarrollar una actitud benévola de continua no autocrítica hacia nosotros mismos, así como un actitud de apertura al sufrimiento, como parte consustancial de la vida y algo común a todos los seres humanos. Uno de esos entrenamientos es el programa Mindfulness Self-Compassion (MSC) desarrollado por Germer & Neff (2013ab, 2019) y Neff & Germer (2013, 2018). Investigaciones anteriores han encontrado que los MBI pueden mejorar la salud mental (por ejemplo, ansiedad, depresión) y el bienestar psicológico. También se ha descubierto que los MBI reducen el impacto del estrés crónico en los marcadores de envejecimiento celular (como la longitud de los telómeros) a través de procesos hormonales e inflamatorios relacionados con la salud (Epel & Praher, 2018). Por ejemplo, en adultos, la concentración del marcador de inflamación hs-CRP predice eventos cardiovasculares.
Sin embargo, este campo de investigación enfrenta dos desafíos principales:
a) obtener una mejor comprensión de los efectos beneficiosos de la práctica regular a largo plazo de MBI (la mayoría de los estudios solo evalúan la eficacia de los entrenamientos de 8 semanas, con pocos estudios de seguimiento); y
b) identificar los mecanismos psicobiológicos subyacentes a los cambios observados (Ferrari et al., 2019; Neff, 2019).
A continuación describimos brevemente los hallazgos más relevantes sobre la relación entre estrés crónico, mindfulness (atención plena), autocompasión, biomarcadores de salud y bienestar
Estrés crónico, biomarcadores y psicopatología.
La exposición crónica al estrés se ha asociado con un aumento de la inflamación sistémica (p. ej., interleucina-6 y proteína C reactiva), aumento de la resistencia a la insulina, mala salud mitocondrial y desregulación de los estados basales y el funcionamiento del sistema nervioso autónomo y neuroendocrino (McEwen, 2007; Wolkowitz et al., 2011). Los hallazgos de metanálisis con muestras clínicas han respaldado la relación entre los trastornos de ansiedad, la depresión, el estrés y el acortamiento de los telómeros (por ejemplo, Darrow et al, 2016; Mathur et al, 2016).
Entrenamiento de atención plena (mindfulness) y efectos positivos en biomarcadores.
Los resultados de los metaanálisis indican que el entrenamiento de la atención plena aumenta la actividad de la telomerasa en las células sanguíneas periféricas (Schutte & Malouff, 2016). Alda et al, (2016) encontraron que los telómeros son significativamente más largos entre los meditadores expertos en comparación con los del grupo control. Pace et al, (2013) encontraron que el entrenamiento basado en la compasión tenía efectos positivos sobre la proteína C reactiva y la interleucina-6. El metaanálisis de Black & Slavich (2016) encontró que los programas de atención plena produjeron una mejora en los marcadores inflamatorios (factor de transcripción NF-kB; proteína C reactiva ultrasensible o hs-CRP), inmunidad celular (células T CD4+ en personas con VIH) y en la disminución del envejecimiento celular (telomerasa).
Resultados similares recientes se han obtenido en nuestro contexto cultural (proyecto EUDAIMON de Feliu-Soler et al, 2016). Andrés-Rodríguez et al. (2019) encontraron que el programa MBSR tiene eficacia clínica en pacientes con fibromialgia y también produce cambios significativos en la actividad inmune (IL-10 e IL-6) con un seguimiento de 12 meses. Los resultados del estudio exploratorio de Mendioroz et al. (2020), que involucró a 17 meditadores de atención plena con más de 10 años de práctica, sugieren que la meditación a largo plazo puede estar relacionada con la erosión de los telómeros asociada con la edad. Los autores indicaron que aunque los mecanismos subyacentes aún no se comprenden bien, los cambios en la metilación del ADN emergen como un factor que podría contribuir a este efecto, aunque se necesitan estudios experimentales para reforzar estos resultados. Un metanálisis reciente de Sanada et al. (2020) revisaron 10 estudios sobre los efectos de las MBI (principalmente MBSR y Mindfulness-Based Cognitive Therapy-MBCT de Segal et al., 2002) sobre biomarcadores de actividad inflamatoria en pacientes psiquiátricos. Concluyeron que existe evidencia de que los MBI se asocian con la mejora de varios marcadores de inflamación de bajo grado en diferentes patologías, aunque con tamaños del efecto pequeños, lo que hace necesario proponer nuevos estudios. Estos estudios se han llevado a cabo en poblaciones psiquiátricas y/o con enfermedades crónicas.
Sin embargo, en la población general, la IL-6 puede no ser lo suficientemente sensible para detectar cambios debido a MBI regulares y su interpretación es controvertida, ya que se ha demostrado que su actividad puede ser tanto inflamatoria como antiinflamatoria (Raison et al, 2018) . Por ello, siguiendo a Black & Slavich (2016), evaluaremos hs-CRP.
MBIs y beneficios psicológicos.
Un creciente cuerpo de evidencia muestra que el entrenamiento Mindful Self-Compassion (MSC) está asociado con mejoras en el bienestar (Neff & Germer, 2017; Yela et al, 2020a; Yela et al, 2021) y reducciones en los síntomas psicopatológicos (Friis et al. , 2016; Jiménez et al, 2021). Un metaanálisis reciente encontró que los entrenamientos en autocompasión mejoraron los niveles de atención plena y habilidades de autocompasión, y redujeron el estrés, la autocrítica, la ansiedad y los síntomas depresivos (Ferrari et al, 2019). De manera similar, los entrenamientos MBSR y MBCT han demostrado eficacia en el tratamiento de varios trastornos mentales (Sociedad Psicológica Australiana, 2018), así como en la mejora de la salud en poblaciones no clínicas (McClintock et al, 2019; Jimenez et al, 2021). Existe evidencia científica que demuestra que los programas de MBI y el entrenamiento en el cultivo de la compasión pueden reducir el estrés percibido por los profesionales y mejorar el nivel de atención plena y regulación emocional (Aranda et al, 2018; Burton et al, 2017). Por ejemplo, Cultivation Compassion Training (CCT by Jinpa, 2010) demostró mejoras significativas en las puntuaciones de autocompasión, atención plena y conflicto interpersonal en profesionales de la salud (Scarlet et al, 2017). Brito et al. (2018) encontraron que tanto MBSR como CCT mejoraron el bienestar, aunque el último programa aumentó más las habilidades de compasión. Sanso et al. (2019) comparando también estos dos programas, concluyeron que las intervenciones son adecuadas para mejorar las variables antes mencionadas, con mayor eficacia del MBSR para los profesionales de la salud.
Mecanismos implicados en cambios en variables psicológicas y biomarcadores.
La investigación sobre los mecanismos (es decir, variables mediadoras) de la formación de MSC sobre bienestar y sobre biomarcadores es muy escasa. Autores como Epel & Prather (2018) propusieron que el estrés crónico puede estar asociado, a través de la mediación de la actividad inflamatoria y hormonal y de variables psicológicas, con el deterioro de los telómeros y la aparición de la enfermedad. Se ha sugerido que las MBI podrían contribuir a reducir las cogniciones asociadas con el estrés y la excitación y activar estados emocionales positivos que contribuirían al mantenimiento de los telómeros (Epel et al, 2009). Montero-Marín et al (2019) observaron mejoras significativas en pacientes con fibromialgia que se sometieron a un entrenamiento de autocompasión a través de la disminución de la proteína C reactiva en comparación con el entrenamiento de relajación. De manera similar, se ha propuesto que la autocompasión sirve como un factor protector contra la inflamación inducida por el estrés (IL-6) y está asociada con una concentración más baja de la hormona salival alfa-amilasa salival (Breines et al, 2015). Se ha sugerido una variedad de mecanismos para explicar los efectos de la atención plena en la salud mental, como el descentramiento, la clarificación de valores, la exposición, la flexibilidad psicológica, las habilidades de autogestión (Brown et al, 2015), el control de la atención, la aceptación de experiencias internas ( Lindsay & Creswell, 2017), y el desarrollo de actitudes autocompasivas (Gu et al, 2015).
Hasta la fecha, los resultados obtenidos por nuestro equipo de investigación señalan que la autocompasión, la percepción del sentido de la vida y la activación conductual explican la relación entre mindfulness y salud mental. Además, estos resultados revelaron que la autocompasión mejoró la salud mental y la felicidad subjetiva a través de una mayor clarificación de los propósitos de vida y una disminución de la evitación experiencial (Crego et al., 2020; Crego et al., 2021; Yela et al., 2020a; Yela et al., 2020b). Recientemente, Yela et al. (2021) encontraron que las disminuciones en la evitación experiencial explicaban los cambios en la ansiedad, la depresión y el bienestar después de un entrenamiento de MSC en una muestra comunitaria.